Fábula-mito de Cuidado y análisis
Traducción libre anotada de fragmentos de Saber Cuidar: Ética do humano – Compaixao pela terra (1999) de Leonardo Boff por Yamila Bauzá (las negritas son mías)
Fábula-mito de Higinio
“Un día cuando se disponía a atravesar un río, Cuidado se sintió inspirado al fijarse en un pedazo de barro. Entonces maravillado comenzó a darle forma, cuando apareció Júpiter.
Cuidado pidió a Júpiter que le soplara con su espíritu, lo que éste hizo de buen agrado.
Cuidado quiso nombrar a su criatura pero Júpiter se lo prohibió, a menos que le llamara como él.
Esto suscitó una discusión entre Cuidado y Júpiter, el padre de los dioses. En eso apareció Tierra, quien también quiso llamar a la criatura con su nombre pues ésta estaba hecha de su propia materia.
Ahora eran tres los envueltos en una discusión, de manera que pidieron a Saturno que actuara como árbitro. Este tomó la siguiente decisión que pareció justa:
“” Usted, Júpiter quien le otorgó el espíritu, recibirá de vuelta este espíritu cuando la criatura muera.
Usted, Tierra quien le otorgó el cuerpo, recibirá de vuelta la corporeidad de la criatura cuando esta muera.
Más usted, Cuidado, quien moldeó a la criatura, determinará cuales son los cuidados que debe recibir la criatura mientras ésta viva.
Una vez más comenzaron a discutir sobre el nombre de la criatura, cuando Saturno decidió que sería llamada hombre que se deriva de “humus” que quiere decir tierra fértil”
Biografía de Higinio (Gaius Julios Hyginus)
En el año 44 antes de Cristo Cayo Julio César, general y Cónsul fue asesinado en pleno Senado por su hijo adoptivo Brutus. Le sucedió un triunvirato constituido por tres cónsules, su nieto adoptivo Cayo Julio César Octavio (63aC-14 DC), Marco Antonio (83aC-30 DC) y Marcos Emilio Lepido (__ -12aC). Cayo Julio César Octavio prevaleció sobre los otros dos Cónsules y en el año 27 AC se apropió del nombre Augusto (primer ciudadano) y se convirtió en el primer Emperador romano. Fue durante su imperio cuando nació Jesucristo, dato de suma relevancia para los cristianos.
En el 47 AC , el General Octavio entró victorioso en Alejandría, Egipto donde decidió llevarse consigo al joven Higinio. Era común en aquel tiempo que el general vencedor se llevara en calidad de esclavos a personas que despertaran su interés. De ser cultos, conocedores de la lengua y cultura griega, como Higinio; se convertían en maestros de los hijos de los patricios, como se llamaba a la clase alta romana. Era también costumbre que los dueños de esclavos, en señal de su absoluto poder, impusieran a sus esclavos su nombre, así fue que Higinio llegó a llamarse Cayo Julio Higinio. Augusto manumitió (acto y proceso de sacar del estado de la esclavitud a un individuo) a Higinio, adquiriendo así el estado social y civil de liberto (recordar a Trimalción, el liberto millonario de la novela Satiricón).
En Roma, Higinio asistió a la mejor escuela de la época dirigida por Alexandre Polihistor, también liberto y alejandrino, y quien dirigía la Biblioteca Palatina fundada por César Augusto en el año 28 AC. Las bibliotecas de la Antigüedad equivalían a las llamadas Fundaciones culturales o Institutos de hoy día. Apenas había libros pero sí cursos de todo tipo desde teología, historia, botánica y astrología. Eran comunes las discusiones sobre filosofía y se realizaban encuentros intelectuales entre poetas e historiadores.
Cuando Higinio tenía 30 años, César Augusto, a quien siempre acompañaba, le confió la dirección de la Biblioteca Apollinis. Esto le ayudó a consagrarse con una brillante carrera, pues ahora podría crear sus propios cursos, organizar actividades académicas y relacionarse con los mejores espíritus de la época como Ovidio (43aC-17 DC autor de
El arte de amar, poemario del cual leeremos fragmentos) y Virgilio (70 AC- 19 DC [autor de la épica romana La Eneida, la cual mencionamos innumerables veces cuando leímos La Odisea en clase, de hecho es La Odisea un texto madre para los primeros 6 capítulos de La Eneida, al contener el relato del viaje y su ritual de iniciación caracterizado por los peligros en el mar, figuras matriarcales enamoradas del héroe, y la visita al mundo de los muertos como medida para adquirir conocimiento vital para su misión]).
Higinio también llegó a dirigir la Biblioteca Central de Roma, la Biblioteca Palatina a la muerte de Alexandre Polihistor. Se cuenta que todavía a los 70 años se encontraba trabajando y animando la vida cultural romana. Según los historiadores en el año 10 DC murió en la pobreza pues no sabía administrar sus bienes. El poeta Ovidio, como un acto de solidaridad a su desdicha le dedicó una oda titulada “Tristia Hygin”, que significa algo así como “La desdicha de Higinio”.
La obra de Higinio (síntesis mía)
Higinio aprovechó sus contactos y las innumerables fuentes de las que estaba rodeado para escribir una obra numerosa. Produjo textos teológicos sobre las características de los dioses, biografías de personas ilustres del mundo romano, ecología y geografía de las ciudades itálicas (eran los itálicos una cultura de la Italia primitiva, así mismo se conoce como la península itálica a la famosa bota que constituye el territorio de Italia). Escribió la primera monografía conocida sobre las abejas, además de discurrir sobre astronomía y astrología.
Es en su obra “Fabulae seu Genealogiae”, traducido como “Genealogía de la fábula” donde recopila historias y mitos de la tradición griega y latina. Aquí se encuentra el mito-fábula sobre Cuidado y su creación del primer ser humano, así que podemos categorizarlo como un mito de creación. “Fabulae seu Genealogiae” contiene materiales de diversas procedencias y estilos, contradicciones que nos hace pensar que el libro no es exclusivamente de Higinio. Además, la gran cultura que poseía Higinio no nos podría hacer pensar que éstas eran producto de su mano. El mito-fábula de Cuidado constituye el número 220 (“Fabulae seu Genealogiae” contiene 300 leyendas, historia y mitos) y es de origen griego.
Explicación de la fábula-mito de Cuidado (síntesis mía)
El profundizar en la interpretación de la fábula-mito nos fortalece e ilumina para conocer la esencia de la humanidad y así fundamentar un Ethos para los nuevos tiempos.
Una fábula es una narrativa imaginaria cuyos personajes, por regla son animales o plantas que personifican cualidades, virtudes y vicios humanos con el fin de transmitir lecciones morales o de tornar concreta una verdad abstracta. Son muy conocidas las fábulas de La Fontaine (1621-1695), como la de la zorra y las uvas.
En nuestro caso Higinio personifica la dimensión “Cuidado”. Cuidado paseaba por la playa cuando fijó su atención en un pedazo de barro, usó su imaginación y moldeó un muñeco de arcilla. Discute con Júpiter y con Tierra. Acata la sentencia de Saturno.
Esta fábula es rica en figuras mitológicas greco-latinas de gran simbolismo como lo son Júpiter, Tierra y Saturno. Por esta razón le llamamos a ésta fábula-mito. Entonces, ¿qué es un mito?
El mito encarna una gran complejidad. Su lenguaje común para la comunicación en masa sirve de vehículo para la transmisión de una visión reduccionista, oculta e interesante de la realidad. Equivale en tanto a ideología. El mito designa clichés o creencias colectivas acerca de temas relevantes sobre sujetos, situaciones y acontecimientos que circulan en nuestra cultura. Por ejemplo se habla del “mito del buen salvaje” que transmite la creencia de que los indígenas, al no estar contaminados por la cultura, son buenos por naturaleza. Este cliché representa una forma reduccionista de entender el mundo, porque el indígena tiene su cultura e interviene con ella de una manera particular. Al igual que todos los seres sociales el indígena tiene su dimensión sim-bólica y dia-bólica
El “mito del negro vago” además de ser falso, constituye una calumnia. Casi todo lo que se construyó en nuestros países en el Caribe, Colombia, Brazil y el sur de los Estados Unidos vino de la mano de obra esclava. Los negros y las negras aunque tratados como objetos, mostraron gran diligencia en el trabajo. Posiblemente son el grupo que más afectó la cultura brasilera y la norteamericana a través de las expresiones culinarias, musicales y lingüísticas. También podemos constatar una huella evidente en lo que se refiere a la calidez de las relaciones interpersonales y al comportamiento místico. Aunque esclavos, fueron agentes civilizadores.
Naturaleza de Cuidado (síntesis)
Higinio no visualiza a Cuidado como una divinidad sino como una personificación de un modo de ser fundamental.
Es importante conocer la fenomenología de Cuidado. Por fenomenología entendemos la manera a través de la cual cualquier situación o evento se convierte en un fenómeno para nuestra conciencia; se hace parte de nuestra cotidianidad y se amolda a nuestro comportamiento. Es preciso pensar sobre cómo vivimos el cuidado y como se estructura en nosotros mismos. Nosotros tenemos “cuidado”. Nosotros somos cuidado, de manera que el cuidado es una condición ontológica que constituye al ser humano. Es una forma muy particular de ser en cada hombre y mujer. Sin cuidado nos deshumanizamos.
En el “Ser y el tiempo” Martin Heidegger (1889-1976), por excelencia un filósofo del cuidado, demuestra cómo realidades tan fundamentales como el querer o el desear se encuentran enraizadas en el cuidado esencial. Ambas condiciones se materializan a partir de la dimensión humana del cuidado. De acuerdo a Heidegger el cuidado es “una condición ontológica siempre subyacente a todo lo que el ser humano emprende, proyecta y hace; el cuidado constituye la plataforma desde donde se genera cualquier interpretación sobre el ser humano”. Así que para lograr comprender la actividad humana, necesitamos conocer lo que es el cuidado o cuido de sí (conceptualización utilizada en el texto de Michel Foucault, Hermenéutica del sujeto).
Interpretación filológica de Cuidado
La filología es una herramienta para descifrar la riqueza escondida detrás de las palabras. Normalmente las palabras se originan desde un nicho de sentido a partir del cual se desdoblan otras significaciones a fines con éste.
De acuerdo a algunos diccionarios clásicos de filología, la palabra cuidado deriva del latín cura, la cual utilizó Heidegger en su texto “Ser y el tiempo” . En su forma más antigua cura se escribía coera en latín y era utilizado en varios contextos de relaciones amorosas y de amistad. Cura expresaba cuidado, desvelo, preocupación e inquietud por la persona amada o por el objeto en estima. Otra versión de la raíz latina de Cuidado es cogitare-cogitatus, el sentido era básicamente el mismo; mostrar interés, expresar una actitud de desvelo y preocupación. El cuidado surge cuando alguien toma importancia para mí, entonces paso a dedicarme a él o ella, me dispongo a participar de su destino, de sus búsquedas y sufrimientos; en fin de su vida.
Ambos significados nos confirman que el cuidado es más que un acto singular o virtud, es un modo de ser relacionado con la forma en que un sujeto interviene en el mundo con los otros y con todas las cosas. El cuidado significa una forma de existir y co-existir, de navegar por la realidad y hacerse presente en el mundo. A través de esa navegación, de ese juego de relaciones, el ser humano va construyendo su propio ser y su propia identidad.
El proceso de construcción de la realidad humana emerge a partir de dos visiones del ser en el mundo; el ser del trabajo y el ser del cuidado.
En el mundo, el modo de ser del trabajo se da mediante la interacción y la intervención.
El hombre siempre ha necesitado conocer las leyes y ritmos de la naturaleza para
poder intervenir con ella y así facilitarse la convivencia. El trabajo prolonga la
evolución e introduce realidades que la evolución por sí misma no hubiera
podido producir. La producción humana en el terreno del urbanismo, el transporte y
las comunicaciones permite que la sociedad y la naturaleza entren en simbiosis o
co-evolucionen.
De cierta forma “el trabajo” está presente en el dinamismo de la propia naturaleza.
Los animales y las plantas también trabajan en la medida en que se inter relacionan
con el medioambiente, muestran flexibilidad al adaptarse a las condiciones existentes.
A través del trabajo el ser humano, transforma de forma conciente su modo de
ser, entonces éste asume el carácter de un proyecto o de una estrategia compuesta
por tácticas de plasmación de sí mismo y de la naturaleza.
Durante las edades primitivas el trabajo más bien constituía una forma de interacción
con la naturaleza, pues la naturaleza era objeto de su veneración. El ser humano
utilizaba solamente aquello que necesitaba para asegurarse una existencia más segura
y feliz. Ese proceso de interacción comenzó entre 2 a 1,600 millones de años atrás a partir del homo habilis que inventó los instrumentos de trabajo. Este proceso continuó a través del homo sapiens, quien aparece hace 150 mil años y de quien descendemos directamente. Hace 10 mil años, desde el neolítico comenzó un proceso orgánico cuando el ser humano construyó casas y villas, domesticó plantas y animales; hasta culminar en la tecnociencia de nuestros días.
Por medio del trabajo los seres humanos forjaron sus culturas como una modelación de sí mismos y de la naturaleza. Así fue como comenzó a forjarse un camino para la voluntad de poder y dominación sobre la naturaleza. Esta actitud de poder se exacerbó cuando el hombre se sintió desafiado por los obstáculos que enfrentaba para la subsistencia. Este evento generó un aumento en agresividad en el ser humano y así de su ingenio para contrarrestar el impacto de las fuerzas de la naturaleza. Comenzó a utilizar la razón instrumental-analítica que es más eficaz para intervenir en profundidad con la naturaleza. Este tipo de raciocinio exige objetividad e impone distanciamiento de la realidad con el fin de estudiarla como un objeto. Cabe discutir que los objetos no son “objetos en sí”, sino que la razón los aísla de su medio al reconstruirlos de una forma particular que utiliza para la concretización de sus intereses. La objetividad es una proyección de la razón.
En verdad dichos objetos son sujetos con historia que acumulan e intercambian información y pertenecen a la comunidad cósmica y terrenal.
Como resultado del avance y desarrollo de esa forma objetiva de conocer el mundo y la cosificación de la naturaleza, el ser humano se dedica a la creación de aparatos para el ahorro de sus fuerzas físicas y el aumento del potencial de sus sentidos. Hoy gran parte de los trabajos son realizados por máquinas, surge lo que se conoce como “cibionte” o superorganismo, producto de seres humanos, máquinas y redes de información. La base de la sociedad actual está caracterizada por la articulación entre la biología, la mecánica y la electrónica.
El modo de ser del trabajo, configura las cosas de forma que funcionen a favor de intereses personales y colectivos. Todo gira en torno al ser humano originando así el antropocentrismo. La visión antropocéntrica permite que las cosas tengan sentido cuando satisfacen sus deseos, así niega la autonomía de “las cosas” (la naturaleza). Además que excluye la conexión entre el ser humano y la naturaleza; ignora que somos sujetos dadores de vida, sensibilidad, inteligencia y armonía, primero entre nosotros mismos, y luego con el universo y la Tierra. La Tierra es un sujeto que manifiesta su capacidad de sentir, de pensar y de veneración por nosotros y en nosotros. El antropocentrismo ignora todas estas imbricaciones.
La actitud de trabajo-poder sobre el mundo materializa la dimensión “o construcción” de lo masculino en el hombre y la mujer. La dimensión humana de lo masculino ordena la realidad para conocerla mejor y subyugarla, y utiliza el poder y la agresión para alcanzar sus objetivos utilitaristas. Esta dimensión o fuerza de la cultura humana ha impulsado la conquista de todos los espacios de la tierra y del espacio exterior o celeste. Comenzó a dominar desde el neolítico y ha llegado a su punto culminante a través de la masculinización de todo en el planeta.
El modo de ser del cuidado
Otro modo de ser en el mundo se realiza a través del cuidado. El cuidado no se opone al trabajo, pero le confiere una tonalidad diferente. Por medio del cuidado, la naturaleza más todo lo que existe en ella, dejan de ser apreciados como objetos para convertirse en sujetos. Así el ser humano comienza a interactuar a través de una relación de sujeto-sujeto, al contrario de la visión de sujeto-objeto producto del modo de ser del trabajo.
Todos los seres vivientes son sujetos que entrañan valores y representan símbolos que remiten a una realidad fundamental. La naturaleza no es muda, habla y evoca mensajes de grandeza, belleza, perplejidad y fortaleza. Cuando el ser humano co-existe con la naturaleza es capaz de interpretar esas señales. El dominio se convierte en convivencia y la intervención en interacción y comunicación.
El pensamiento analítico instrumental (logos) abre el camino para el raciocinio cordial o esprit de finesse (espíritu de delicadeza). Sin embargo la centralidad para el pensamiento en el modo de ser del Cuidado es el pathos o sentimiento. El modo de ser en el mundo del cuidado permite al ser humano conocer la experiencia fundamental en el mundo. Esta comienza cuando suplantamos el valor utilitarista de la naturaleza por el valor intrínseco de las cosas que conviven en la naturaleza. A partir de ese valor substancial emerge la dimensión de alteridad, respeto, sacralidad, reciprocidad y complementariedad.
Todos nos sentimos ligados los unos con los otros, formando un todo orgánico diverso y siempre incluyente. Ese todo remite a una fuente que une todo, lo sustenta y energiza. Esa fuente irrumpe como un Valor Supremo con carácter de misterio que a la vez que
se anuncia se resguarda. Ese misterio no atemoriza sino que fascina y atrae como el sol.
Se deja experimentar como un gran útero acogedor que nos realiza de forma suprema; también es llamado Dios.
El modo de ser del cuidado revela la dimensión de lo femenino en el hombre y la mujer. Lo femenino ganó visibilidad en la historia a partir del neolítico cuando las culturas eran matriarcales y vivían en comunión con la naturaleza. Eran sociedades marcadas por un profundo sentido de lo sagrado en el universo y por la reverencia hacia la vida y la tierra. Las mujeres poseían la hegemonía histórico-social y otorgaban a lo femenino una expresión tan profunda que fijó en la humanidad una memoria permanente que aún se manifiesta en el inconsciente colectivo a través de símbolos, sueños y arquetipos.
1 Comments:
Gracias x este trabajo, y este cuidado que nos ofreces,gracias otra vez por tu tiempo,donado para iluminar rincones de la mente, que creía conocer. Carlos
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